Inicio POLÍTICA El daltonismo de la 4 T

El daltonismo de la 4 T

Inexplicablemente este 1º de junio entramos a la mal llamada “nueva normalidad”; algunos dicen regresando a la nueva normalidad, lo cual resulta incongruente porque si es nueva no se entiende por qué se habla de un regreso. 

Paradójicamente esto se da cuando los números no han disminuido ni por un momento y en ningún concepto, ni de muertes ni de contagios. A la fecha ya se han acumulado más de 10 mil fallecidos por Covid-19 y los casos confirmados ya superan los 93 mil contagios y los sospechosos son más de 38 mil en el país.

Apenas hace tres días se publicó un mapa de la República Mexicana pintado de rojo, con un lunar representado por el estado de Zacatecas, donde nada más ha habido 35 muertos y 301 confirmados y está de color naranja, que significa alto riesgo. 

Sin embargo, esto no parece preocuparle al presidente López Obrador quien ha iniciado una larga gira por el sureste del país, como si el color rojo no significara nada, porque él lo ve todo de color verde; es decir sin restricciones en ninguna de las actividades económicas, pensando que él no tiene la fuerza de contagio, sino que es portador de la fuerza moral, tan es así que ni cubrebocas utiliza.

Se dice que la afluencia será controlada, pero nadie puede detener a la gente que ve al Presidente como un imán que atrae y que congrega, sobre todo a quienes menos tienen, a quienes le ven como un salvador, portador de la esperanza de recibir un apoyo, aunque no lo merezcan.

Para colmo ahora que inicia la fase de la nueva normalidad, México se ubica entre los cinco países con más casos de Covid-19 en las últimas 24 horas, junto con Brasil, Estados Unidos, Perú y Chile.

Entre los estados del país con el mayor número de casos confirmados acumulados están la Ciudad de México, el Estado de México y Baja California, y son los mismos con el mayor número de muertes por Covid-19.

Lo cierto es que no hay para cuando el país cambie de color, porque mientras ninguno de los conceptos descienda, estaremos en riesgo y aun cuando el gobierno decrete el fin de la sana distancia o la entrada a la nueva normalidad, esto no es nada más que una etiqueta, porque los casos se siguen presentando y seguimos perdiendo amigos y médicos por causa del coronavirus.

Mientras los números empiecen a cambiar y los contagios se detengan los asesores del presidente tienen la obligación de decirle que el país no está en verde, que no hay que confiarse y que mientras continúe con el semáforo en rojo, hay que tomar precauciones y hacer a un lado el ego para no correr riesgo alguno y no poner en peligro a la gente que le sigue con los ojos cerrados. 

En efecto el daltonismo clínico no tiene cura, aun cuando los síntomas puedan variar, ser leves o severos, de acuerdo a la cantidad de pigmento que le hace falta a los ojos, y tal parece que al daltonismo político es similar, porque depende de la información que le hagan llegar al señor Presidente sus asesores o sus científicos, para que pueda ver al país del color que él lo desee ver, como ahora que lo quiere ver verde, aunque en realidad sea rojo o naranja.

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