Fábricas cerradas, suspensión de clases, autopistas vacías, economías inciertas, calles desérticas. Son imágenes que se repiten en todo el mundo a medida que el Covid-19 o Coronavirus avanza sin respetar fronteras; pero una de las consecuencias inesperadas de esta pandemia ha sido un aire más limpio y la reducción en las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático, sumándole que, al no haber gente en las calles, no hay quien contamine.
El descenso de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y el consumo se traduce en menos contaminación, aguas más limpias y cielos más claros; según National Geographic España, en China ha mejorado drásticamente la calidad del aire. “Los datos no mienten. A lo largo de todo el mes de febrero, el primero del largo confinamiento que lleva la provincia china de Hubei, el promedio de días sin contaminación atmosférica aumentó en un 21,5% en comparación con las mismas fechas del año anterior, según un informe del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China”.
Mis queridos lectores, con esto nos damos cuenta de que los únicos que hacemos daño a nuestro hogar, somos nosotros mismos.
Recuerden que la prevención es la base de todo, porque hubo un aviso constante para que el virus no tocara tierras mexicanas, pero fue hasta que llegó que se tomaron las medidas de precaución, cuando ya no se podía hacer nada. Sucede lo mismo con el planeta; nos ha mandado todos los avisos posibles para que lo cuidemos, lo protejamos y dejemos de contaminarlo, para que prevengamos un desastre natural, para que tengamos educación ambiental y no suframos cuando ya sea demasiado tarde y no nos podamos arrepentir de haberle hecho caso a sus avisos.
En esta cuarentena utiliza las “tres R” que nos enseñaron en la educación básica: REDUCE, REUTILIZA Y RECICLA. Enseña a tus nuevas generaciones la importancia del planeta y quédate en casa si son tus posibilidades, si tu trabajo te lo permite y si no redobla las medidas de seguridad para evitar el contagio. Importa la salud, pero también el lugar donde habitamos, ya que sin él, nadie existe.
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