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Es un privilegio, aunque sea un derecho

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La nueva normalidad nos tomó por sorpresa a todos, en Enero nadie se imaginaba la magnitud del problema que enfrentaríamos este año, la nueva década comenzaba y nadie esperaba que fuera así. Sin embargo, la pandemia vino a explotar toda la tecnología y las habilidades que estaban guardadas y que se tuvieron que activar por necesidad.

La cuarentena comenzó y se suspendieron clases en todos los niveles educativos, así que tuvieron que acabar el curso en línea. Teniendo la esperanza que en el próximo ciclo escolar, el covid 19 ya estuviera extinto para poder regresar a las aulas, pero no fue así. El coronavirus sigue en las calles y se sigue esparciendo minuto a minuto.

Hoy por hoy las escuelas se cambiaron a las casas de cada alumno y las aulas ahora tienen forma de televisores, computadoras, celulares, tabletas inteligentes o cuadernillos, y el internet se volvió indispensable en la vida educativa de cada estudiante. Los papás ahora también son vigilantes de que los niños hagan la tarea y los maestros tienen que buscar las mejores herramientas para que sus alumnos puedan aprender y tratar de brindar una educación de calidad.

Pero, ¿Qué pasa con los alumnos que sus papás trabajan todo el día y se quedan solos en casa, o incluso tienen que acompañarlos a trabajar?, ¿Qué pasa si no tienen acceso al internet? ¿Qué pasa si no tienen la posibilidad económica de comprar un celular, una computadora, o ver las clases a través de un televisor? ¿Qué pasa si en vez de estudiar, ahora están trabajando?

Tomando en cuenta que México tiene una abismal diferencia incluso entre la clase media y la clase alta, no se diga la gran diferencia que existe en relación con la clase baja. Es decir, la diferencia enorme que hay en nuestro país entre las escuelas públicas y privadas.

De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México (INEE): “Tratar de comparar la calidad de la oferta pública con la de escuelas “de paga” resulta absurdo, pues, además de las dificultades conceptuales propias a la elaboración de un instrumento de medición confiable, las condiciones a las cuales se enfrentan alumnos y docentes, tanto fuera como dentro del aula, son sumamente distintas.”

Recordemos que más del 50% en México está en pobreza, lo cual significa que más de la mitad del país no tiene acceso a la información, lo que conlleva a que mucho menos tiene la posibilidad de continuar con sus estudios de manera “en línea”. Querido lector está nueva normalidad nos recuerda que estudiar en México es un privilegio al que no todos tienen acceso, aunque sea un derecho.

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